Sinceramente, la tarta me ha dado bastante más trabajo de lo que yo pensaba, más que nada porque mi intención era hacerla plana, normalita, pero mi hijo se ha empeñado en que no, que había que hacer el foso de la casa de los pingüinos. Y forrarlo es un horror, la verdad. El modelado de los pingüinos, que me daba un poquillo de miedo, al final ha resultado no ser tan complicado. Incluso creo que he logrado cierto parecido físico con los personajes, porque los niños en la merienda los identificaban por su nombre.
A mi niño le ha encantado, y me ha ayudado a colocar los peces y decidir en qué posición iban los pingüinos. Y la tarta ha tenido mucho éxito. Además estaba muy buena. El bizcocho era brownie de microondas, que como no tenía nueces le he puesto almendra molida y también ha quedado muy rico. El relleno, Swiss Merengue Buttercream de chocolate, y el almibar, de caramelo. El fondant esta vez era todo comprado, y el naranja de los ladrillos además es con sabor a naranja. La verdad es que está bastante rico. y facilita mucho el trabajo, todo hay que decirlo, aunque el blanco me ha costado manejarlo, porque se agrietaba bastante. Los pingüinos son de pasta de goma.
Mirad qué pinta tan buena:
Aimar tenía claro que lo quería de chocolate, y es que con los niños es acierto seguro. Mi chiquitina se ha cogido su platito y se ha zampado su trozo cachito a cachito pero casi sin parar ni para respirar. Y había otro "hermanito pequeño" que lo mismo, poquito a poquito se ha comido un buen pedazo. No, si es que al chocolate es muy difícil hacerle ascos...
En fin, aún me queda otra celebración el domingo, así que próximamente la tercera tarta.