Para la celebración de su cumpleaños con los primos, tíos y abuelos, que fué el domingo, mi hijo quería una tarta del Oeste. Concretamente de vaqueros, pero teniendo en cuenta que tenía que hacer tres tartas la misma semana, yo no tenía tiempo ni ganas de andar modelando vaqueros, así que me he pasado como diez días pateándome bazares chinos y jugueterías varias buscando muñequitos de vaqueros que poner en la tarta. Nada. No deben de estar de moda, así que a última hora, me acordé de que tenía por ahí impresa una selección de tartas de Debbie Brown y que una sí era del Oeste:
Me costó un poquillo convencerle, pero al final estuvo de acuerdo en que una tarta de vaqueros sin vaqueros no iba a ser gran cosa. Y hacer sólo la cabecita de un indio es bastante menos trabajo, desde luego. Cuando la vió terminada le encantó, y ya no volvió a acordarse de los vaqueros.
A mí también me encanta el resultado. Es la segunda tarta que hago de Debbie Brown, y es que son todas tan bonitas... y tiene niveles de dificultad de todo tipo, algunas son bastante sencillas y otras parecen realmente difíciles. Esta yo creo que es de las facilitas, porque tampoco me costó mucho, lo más difícil era forrar la tienda, que tuve la previsión de hacer un patrón en papel de horno envolviéndo el bizcocho ya cortado y marcándolo antes de cubrirlo con el Swiss Merengue Buttercream. Así con el patrón recorté la pieza exacta de fondant que hacía falta para forrarlo, y quedó casi perfecto (digo casi, porque obviamente algún fallito tiene, aunque de poca importancia). He cambiado un par de cosillas, lo más destacado es que en lugar de poner cactus como lleva el diseño original, decidí poner piedras. Principalmente porque las quería para ésto:
¿No quedan monas las velitas pinchadas en las piedras? Es que en la tienda, como que no veía yo claro dónde ponerlas...
Por cierto, el bizcocho era el mismo que usé para la tarta bolso Chanel, de chocolate y café (receta de Morgana), relleno de Swiss Merengue Buttercream de chocolate y con almibar de chocolate también. El fondant era comprado, que por cierto creo que tolera mejor los cambios de humedad y temperatura consecuencia de meter la tarta en el frigorífico. Fué un día de muchísimo calor y me daba un poco de miedo que se estropeara el relleno, así que la metí en el frigorífico. También me daba miedo que se estropeara el fondant, porque por ejemplo el de nubes absorbe mucha humedad y se pone como chicle si lo dejas mucho rato en el frigorífico (al menos en el mío que no es "no-frost") Pero no, la verdad es que respondió muy bien, y con la tarta fresquita yo estuve mucho más tranquila, la estuve vigilando periódicamente a ver si el fondant daba señales de catástrofe, pero todo fué bien, menos mal.
Pues para terminar, la foto del corte. Llevaba una brocheta pinchada en el centro porque con tantas capas de relleno no quería que se moviera y se echara a perder la tienda. Aguantó perfectamente y gustó mucho.
Ahora un descansito de tartas fondant, al menos hasta el mes que viene, que ya estoy pensando en lo que les voy a hacer a mis sobrinos los mellizos...