Estaba decidida hace casi un mes, cuando salió el número 3 de la revista Bricorepostería, y lo estuve hojeando con mi hermana tomando un café. Le dije que iba a buscar ideas para el cumple de nuestra madre y cuando vió ésta tarta (bueno, una muy parecida, que sale con su paso-a-paso y todo) me dijo "ésta para la ama, con las flores le va a encantar".
Pues sí, la verdad es que le ha encantado. Yo al principio me asusté un poco del diseño, porque el plisado parecía complicadísimo, y nunca había hecho flores de este estilo. El caso es que es una tarta laboriosa pero nada complicada. El efecto plisado se logra solapando tiras de fondant plegadas sobre sí mismas, y las calas se hacen envolviendo una pieza cortada con forma de corazón (será por cortantes de corazón, que tengo al menos media docena, ja, ja, ja) sobre un "churrito" amarillo. En la revista venía una receta de pasta para flores, pero como esta semana he estado haciendo también la tarta inclinada del curso del foro, no me he querido complicar y las he hecho con pasta de goma, que tenía ya hecha. La de la revista era un poco más morada, y tenía un toque brillante con colorante morado metalizado. Como yo no tenía ese color, pero sí plateado, decidí hacerla más clarita, en tono lila, y darle toques con el plateado. La verdad es que para mi ha quedado también muy bonito, los tonos encajaban muy bien.
Aprovechando que la tarta era redonda, he probado otra técnica que me ha parecido genial, queda super vistosa, y además ha quedado riquísima la combinación. Se trataba de hacer una tarta "en damero" por así decirlo. A ver si me explico:
Se han quedado todos con una cara cuando he metido el cuchillo y he empezado a cortar... ja, ja, ja. Sorprendente desde luego sí que es. Este efecto se logra horneando por separado un bizcocho claro y otro oscuro (uno de vainilla y otro de chocolate), cortándolos en dos mitades (después de desechar las "jorobas" que han sido nuestro desayuno de esta mañana) y recortándolos luego en tres círculos concéntricos. A continuación se monta cada capa de la tarta encajando un círculo mediano de chocolate dentro del círculo grande de vainilla, y luego el círculo más pequeño de vainilla en el centro. Y el piso siguiente al contrario. Los círculos iban pegados entre sí con dulce de leche, para que no se desmontara al cortarla. Y entre capa y capa, crema de moka con dulce de leche (buttercream con un poco de café y una cucharada grande de dulce de leche). Ha quedado bueníiiisima.
Por cierto, para los bizcochos, como no tenían que soportar mucho peso de fondant y no iban torneados, utilicé mi receta de magdalenas, que lleva menos proporción de harina que un madeira sponge cake, y queda más ligero. Me la jugué un poco, porque al cortar los círculos pensé que se me rompían (de hecho uno se rompió, pero lo arreglé), pero quedó una tarta de lo más suave y esponjosa. No me ha hecho falta ni almíbar para mojarla.
Bueno, pues una última foto, con las velitas que ha soplado mi amatxo ayudada por sus nietos.
¡Zorionak ama!