Hoy hemos celebrado el cumple de mi cuñado. Cuando le pregunté a mi hermana de qué podía hacerle la tarta, no se le ocurría nada, y yo empecé a preguntarle: "algún hobbie tendrá..." "¿algún grupo de música que le guste en especial?", "¿alguna película?" y ahí me contesta: "Gladiator". Ni me lo imaginaba, y resulta que a mi cuñado le encantan las pelis de gladiadores y esas cosas. Me acordé del coliseo de juguete de Playmobil, que lo ví en alguna tienda por navidad, y le dije "¿Y si le hago un circo romano con gladiadores o algo así?" "Va a alucinar".
Pues bastante sí que ha alucinado, y buenas risas que nos hemos echado. Al final en lugar de poner una lucha de gladiadores he puesto un valiente esclavo enfrentándose a un león. Me apetecía poner un león, sin más. Además el César, por supuesto, y un soldado acompañándole. Y aunque (como casi siempre) difiere un poco de mi idea inicial, me ha encantado cómo me ha quedado. He estrenado unos texturizadores de piedra que compré la semana pasada, y aunque me vendrá bien practicar un poco para que el resultado me quede más fino, me encanta cómo quedan. Y he quedado bastante satisfecha con el modelado de los personajes, que todavía es algo que tengo que mejorar, pero me voy soltando. Me ha costado menos trabajo que otras veces y el resultado, a mi parecer, no estaba mal.
El bizcocho era un msc mármol de vainilla y chocolate. Para que tuviera suficiente altura he tenido que hacer dos, pero como luego había que recortar un gran circulo interno para la arena y no me apetecía recortar y que sobrara medio bizcocho, se me ocurrió poner mi cazuela de pyrex dentro de mi molde grande de silicona y hornear el segundo piso en el espacio que quedaba entre los dos moldes. Resultado: un bizcocho circular, del tamaño y la altura perfectos y del que apenas han sobrado unos recortes.
El relleno, swiss merengue buttercream de chocolate negro. ¡Qué cosa tan rica, por favor! La había hecho anteriormente con Nocilla, pero con chocolate me gusta incluso más, porque el sabor es más intenso y el chocolate negro (52% cacao, me daba un poco de miedo ponerlo más fuerte) contrarresta estupendamente el dulzor propio del buttercream. Si éste de por sí es un relleno suave y nada empalagoso, la de chocolate es sin duda la mejor versión que he probado. El bizcocho iba calado con almibar de caramelo, y la combinación de sabores ha salido casi diría que perfecta. Era una tarta enorme, porque entre que necesitaba espacio en la "arena" y que el muro tenía que ser grueso y alto para poder poner el César y el soldado, al final las medidas no eran nada moderadas para 12 que ibamos a estar. Yo pensaba que sobraría más de media tarta (que luego mi hermana y mi cuñado en dos días se la zampan para el desayuno, no me preocupa) pero no, el caso es que apenas ha sobrado un cuarto. Y eso que también nos hemos "encargado" de dos docenas de pastelitos de manzana y queso batido, que han sido un éxito.
Pues nada, ahí os dejo mi tarta, y espero que os guste tanto como me ha gustado a mí, bueno, y al homenajeado. Os pongo una foto del corte para que veáis qué pinta tenía.
¡Zorionak Joxe!