Hoy hemos celebrado mi cumpleaños con toda la familia. Normalmente no me apetece pegarme mucha paliza con la tarta, porque al fin y al cabo, no me voy a sorprender a mi misma. La primera tarta fondant que me hice fué una de Hello Kitty porque me apetecía hacerla y a mis niños les gustaba, pero sencillita, de técnica puzzle. El año pasado tenía unos cortapastas de flores sin estrenar y no me compliqué nada: florecitas por doquier y una pequeña mariquita. Pero este año no. Este año lo que de verdad me apetecía hacer era una tarta especial, con modelado, y de Harry Potter. Vale que para 40 años quizás no es el tema más "apropiado" pero ¿qué más da? A mi me apetecía, es mi tarta, y me la hago yo, y además, por una vez no me importaba meter horas en mi propia tarta, que yo también lo valgo ¿no? Y 40 años es una cifra que merece la pena celebrar por todo lo alto.
El caso es que desde hace tiempo, mi hijo y yo compartimos todas las noches un ratito leyendo las aventuras del niño mago (de hecho estamos acabando el cuarto libro). Hemos visto también las películas de los libros que ya hemos acabado, y como es algo que nos gusta a los dos y yo sabía que mis peques disfrutarían con una tarta de ese tema tanto como yo, pues me decidí. Enseguida me imaginé la escena: Harry jugando al quidditch, (por supuesto volando sobre su Saeta de fuego) perseguido por su eterno enemigo Malfoy, y logrando atrapar la snitch mientras sus amigos, Ron y Hermione contemplan la escena emocionados...
En el último momento hemos tenido que añadir un espectador por exigencias del guión. Me di cuenta de que aunque la escena con los cuatro personajes era más que suficiente, habría cinco niños en el cumple (mis hijos y mis sobrinos) y cualquiera les dice que uno va a quedarse sin muñeco. Mi primera idea fue hacer a Hagrid, pero como es un semigigante y tenía que ser más del doble de alto que los otros, no se iba a secar a tiempo. La alternativa ha sido Dobby, el elfo doméstico, que además a mi hija le encanta. ¡Qué ilusión le hizo cuando lo vio terminado!
Pues a pesar de las dificultades (que me he encontrado unas cuantas) y de las horas que me ha llevado, he disfrutado lo indecible dando forma a los personajes y montando la escena. Y me ha encantado el resultado, es justo como la había imaginado. Supongo que los parecidos son relativos, pero yo estoy muy satisfecha.
El bizcocho es un brownie de chocolate al microondas, relleno de swiss merengue buttercream de moka, con almibar de cacao y caramelo. Estaba buenísima, por cierto. Los muñecos están modelados con fondant Credipaste con CMC, y la tarta y la base forradas con fondant Sodifer. Hasta ahora no había probado ninguno de los dos, pero así por el momento, me ha gustado más el Credipaste, a mi parecer se trabaja mejor, y además está muy bueno.
En fin, pues espero que os guste. Como me gusta poner la foto del corte, os invito a un trocito virtual...
Ah, y aquí con las velitas puestas. Siento la avalancha de fotos, pero estoy taaaan orgullosa de mi tarta...
¡Espero que os guste tanto como a mi!