lunes, 30 de abril de 2012

Una opila improvisada (que no mona de pascua)

Hasta hace un par de años yo no tenía ni idea de lo que era una mona de pascua. Cuando ví una por primera vez navegando en internet pensé ¡anda, una opila!. Pues por lo que podido ir viendo, no son lo mismo pero se parecen bastante. Es curioso cómo las tradiciones se parecen en lugares distintos.
Por lo que yo sé, la opila es típica de la zona de Oarsoaldea y el Bidasoa (prácticamente de San Sebastián a Hondarribia) y es un bizcocho decorado con huevos de chocolate, caramelos, pollitos y plumas, y normalmente un montón de granillo de azúcar, que las madrinas regalan a sus ahijados el día de San Marcos. Claro, éste día puede caer más o menos cerca de la pascua dependiendo del año, por lo que no es lo mismo que la mona de pascua, pero no me negaréis que se le parece.

Cuando yo era pequeña llevaban huevos duros con la cáscara teñida de colores, pero pronto se sustituyeron por huevos de chocolate. Las hay rellenas y sin rellenar, cubiertas de chocolate, o de crema de mantequilla, algunas llevan crocanti de almendras, y en fin, que las hay de todos los tipos y sabores.
Yo hasta la fecha no tengo ahijados, por lo que no he tenido que preocuparme de hacer o comprar opilas. Pero mi hermana me comentó que mi sobrino Lier estaba un poquillo tristón, porque sus hermanos tenían opila y él no. La madrina de Lier no es de aquí, por lo que no está al tanto de la tradición y además le pilla un poco lejos, pero estando aquí su tía, enseguida hacemos un apañito.

Uf, lo que me cuesta ya hacer una tarta que no sea de fondant... es que no sé ni por dónde empezar. Al final hice un bizcocho de yogur de vainilla y lo rellené con crema de mantequilla y una capa finita de mermelada de melocotón aclarada con un poco de agua. Alrededor lleva también crema de mantequilla y crocanti de almendra que tenía por casa. Y por arriba, un poco de mermelada y granillo de azúcar, que es lo típico. Como adornos, un huevo de chocolate (este año había muchos con huevo de los que traen sorpresa, así que  para compensar que no había pluma y que no iba a llevar el pollito "oficial" le puse un huevo de Gormiti), unos caramelos, y unos mini huevos que compré por pascua. Para la foto tomé prestado el pollito de la opila de mi hija, mi hermana se encargó de conseguir uno para él.

Ya que no la tuvo a tiempo para el día de San Marcos, se la dí ayer para que la tomara hoy en el desayuno. El primer domingo después de San Marcos es tradición donde yo vivo subir al monte San Marcos que está aquí al lado (y se ve desde mi casa), a pasar el día si el tiempo lo permite. Hay una romería, se celebra una misa campestre y suele haber exhibiciones de deporte rural, bertsolaris, etc, y hay un ambiente estupendo. Cuando el tiempo no es muy bueno, aunque sea nos gusta subir por la mañana y bajar para comer en casa, pero hoy además de que el día amenazaba lluvia desde bien temprano, estábamos todos en casa medio malitos con algún virus que nos llevaba rondando desde hace unos días. Para colmo se ha pasado la semana lloviendo, así que con bastante pena hemos prescindido de subir al monte. Eso sí, el primer domingo que salga soleado, nos vamos a comer a San Marcos (bueno, si no hay otro compromiso, que ahora viene mi cumpleaños, el de mi niña... en fin, que otro día será).
Me queda el consuelo de que a mi sobrino le encantó su opila improvisada, que de eso se trataba.

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